3 de enero de 2022

PASEOS MES DE DICIEMBRE

El mes de diciembre pasó relativamente tranquilo...pude pasear mucho, muchísimo, va estando todo diferente, el otoño deja paso al invierno, que está próximo a llegar (cuando escribo esto ya estamos inmersos en el invierno)
Pude disfrutar arco iris mágicos que se fundían con el sol y el agua nieve, hizo frío, y la intensa niebla de muchos días, qué apenas levantaba durante el día, produjo escarcha en muchos bosques sombríos, los recorrí helados y los disfruté muerta de frío...bendito frío el de los bosques invernales, abrigadita no pasa nada.
Vuelvo a detenerme en esos detalles pequeñitos tan inmensos para mi, escenas bonitas, escenas invernales.

Aunque en algunos rincones aún predomina el otoño y sus colores, más apagados eso sí, pero otoño, qué aún reina esta estación.



Y según vamos avanzando e introduciéndonos más y más en el bosque, la escarcha se hace presente, y lo protagoniza todo. 
¡¡Qué paisaje!!
Y qué frío...este día viene Manuel en mi busca, y viene a ritmo rápido, es su primer paseo intenso desde su convalecencia, venga que empezamos ya nuestras rutas senderistas, bravo Manuel, eres un campeón.

Y esos días en que la luna comienza a llenarse y está casi llena me voy a por muérdago, una ruta preciosa que me aconseja Manuel, después me recogerá en el Rabizo porque cae la noche y vamos cargados de muérdago para toda la familia.
Veo a uno de los magníficos robles centenarios entre los pinos, qué escenas bonitas, qué lugar , cómo se respira de bien, qué aire tan limpio.
Y frío, muuuuucho frío y mucho hielo en el camino.
Setas, muchas setas.

Y en el viejo roble cargado de musgo acecha la luna llena, me podría haber quedado allí un largo espacio de tiempo, cómo brillaba esa luna llena, última del año, qué poder enigmático tiene sobre la tierra.





El trisquel y los senderos que me llevan siempre a lugares llenos de paz, y me producen tanto bienestar.
Y Diciembre estaba llegando a su fin, aún nos quedaba contemplar una luna llena inmensa acariciando Fontañán en aquel amanecer gélido y un precioso viaje a Cacabelos, a la Ciudad de los Elfos donde nuestro chiquitín y nosotros gozamos de lo lindo, esa fue nuestra última aventura de 2021.
Os lo contaré muy prontito.

 "En el bosque aprendo a domar mi paciencia, alimento mi alma y crezco como persona".

1 comentario:

Ginebra dijo...

Me parece preciosa esa reflexión final. Estoy completamente de acuerdo con ella, porque a mí me sucede lo mismo. Por eso, tal vez, amiga Sara, estemos "conectadas!. Me agrada que ese paseo de otoño-invierno haya sido tan productivos, más que las "colecciones otoño-invierno del Corte Inglés";))))
Saludos y ánimo en ese recuperación de Manuel.