FUNDIRSE CON LOS ÁRBOLES EN UN HAYEDO MÁGICO.

 Cuando una sale a pasear por la naturaleza, nunca sabe lo que se va a encontrar...

yo...siempre salgo con las emociones a flor de piel, y a la hora de regresar a casa, lo hago con las emociones preparadas para afrontar todas las obligaciones semanales.

Cuando empezamos esta ruta...no  sabía que se convertiría en uno de los lugares más especiales para mi. 

 No todos los bosques son iguales, no todos nos producen las mismas sensaciones, ni nos regalan la misma energía...este espacio está en total comunión conmigo, aún no se por qué...pero así lo sentí desde el primer paso que di.

 Manuel tiene su contacto con la caliza, esa que tanto le gusta, con sus rocas y sus piedras... y yo me fijo en cada rama, en cada arroyo...

 En las hojas otoñales que juguetean con el agua clara y fresca de la montaña leonesa.

 Y a través de un camino precioso de montaña que comenzamos en Canseco ( ya sólo el pueblecito merece la pena ser visitado, qué pueblecito más hermoso y cuanta historia encierran sus piedras medievales)...¡¡llegamos!!...llegamos al hayedo del Bodón o de Canseco...

...buaffff...aún hoy al ver estas imágenes siento esa comunión con el lugar.

Manuel contempla su adorado Bodón...es una cima alta, a la que tenemos especial cariño...al Bodón subimos con un gran amigo Toledano, nuestro Carlos Sedeño...que grata manera de comenzar una sólida amistad, sólida como las montañas a las que tanto queremos .

 Y yo...yo con mis árboles...¡cómo siempre!

...estos árboles son especiales...¿porque están en un lugar especial o hacen ellos especial al lugar?

 Y el bosque desde el primero momento ya comienza a regalarme vida...y estampas únicas...¡qué precioso bosque!...estoy convencida de que en el habitan cientos de nuestros duendes, de esos duendes de la mitologia astuleonesa.

 Y me abrazo a cada árbol, todos y cada uno llaman mi atención...ellos saben que estoy en uno de esos momentos de mi vida en que los necesito profundamente, necesito su energía, su bodad, su sabiduria, SU PROTECCIÓN. 

¡Gracias seres maravillosos!.

 Y esta escena que sigue a continuación... me encantó especialmente, Manuel y yo le llamamos el arco de colores otoñales...en la imagen no se aprecia totalmente la energía y la magía que despedía este trozito de bosque...era una cosa especial.

 Y los líquenes cubrían los árboles a modo de abrigo para el invierno...que aquí llegaba ese día...

 y en la imagen de abajo veis como los animalitos del bosque, ya tenáin sus casitas hechas para pasar la estación más dura del año.

 La niebla y la nieve tejen cortinas que hacen que de pronto no veamos al Bodón, y de pronto lo volvamos a ver...allí...grandioso, el rey del lugar, esta cima enigmática y preciosa.

 Y aquí con mucho frio pero radiantes de felicidad...comemos nuestro bocata y nuestras casadilles...no sabemos aún que vamos a tener una experiencia única en la montaña, de esas que no es fácil tener...de esas que nosotros mismos, y llevando ocho años por la montaña, no habíamos tenido aún, y no sabemos si volveremos a tener.

Ya recogido todo después de nuestra parada a comer  y con los copos de nieve cada vez más intensos y la niebla más espesa y fría...nos disponemos a dar nuestros primeros pasos de regreso cuando sucedió...

...Manuel y yo nos quedamos frenados en seco, nos miramos, y aquel aullido intenso lo llenó todo...¡buaffff qué maravilla!. Uno de mis animales favoritos, amado gracias al gran Félix Rodríguez De La Fuente, nos regalaba ese pedazo de saludo...su aullido tremendo se propagó a modo de eco un buen rato en el lugar, y todo quedó en silencio...

... jamás, jamás sentí de ese modo el silencio...los pájaros dejaron de cantar y parecía que todo se postraba ante aquel aullido... y al bajar...durante un buen trecho, sentía que nos observaba, que no lo teníamos lejos, que él nos veía aunque nosotros sólo lo escuchamos...

 

 Dejo con pena el lugar, cómo me hubiese gustado quedarme...cada semana bajo con más pena del monte...cada semana me cuesta más volver al bullicio de la gente...me estoy planteando tantas cosas...y esas cosas están ahí siempre, en mi cabezita como un run run insistente...¿quién sabe?

Y de alguna forma quedé aquí, en este lugar para siempre, dentro de una burbuja maravillosa en este arroyuelo de aguas claras y fresquitas de la montaña de León, de mi montaña amada.

"SED COMO LOBOS...FUERTES EN SOLITARIO Y SOLIDARIOS EN MANADA".