7 de marzo de 2019

FUCIÑO DO PORCO

 El Domingo toca regresar de vuelta de este mágico fin de semana en Galicia, entre Lugo y La Coruña haciendo unas rutas preciosas...para colofón Carlos nos buscó una ruta cortita, un paseo, pero lleno de preciosidad en la Mariña Lucense. Fuciño do Porco.
 Para llegar al Fuciño Do Porco atravesamos un bosque bien chulo, eucaliptos tomados por enredaderas.



A 21 kilómetros del llamado banco más bonito del mundo (en Loiba, A Coruña) y a 60 de la famosa playa de Las Catedrales (en Ribadeo, Lugo), en la lucense O Vicedo sorprende la escenografía virgen y rocosa de la punta del Fuciño do Porco (Hocico de Cerdo), uno de los últimos hitos senderistas del norte gallego.



 El zigzagueante camino costero invita a un emocionante subibaja que se amolda a la orografía de un morrón o colina litoral de notorio cromatismo que flanquea la ría de Viveiro, una de las más anchurosas del Cantábrico.
Es impresionante observar también aquí los antiguos asentamientos vikingos.


 Un descenso pronunciado seguido de una angostura y posterior subida escalonada a la colina, el camino siempre está protegido por barandillas. A la izquierda atisbamos en bajamar la playa virginal —e inaccesible— de Pereira, que destila magia desde el primer momento que se contempla desde esta caminata. .

 Tras salvar mediante puentes de madera estrecheces con caídas verticales muy peligrosas, ascendemos a la cima del morro porcino, saliente desde donde se divisan los islotes de Los Gatos, semihundidos como monstruos marinos. Llamativa resulta la veta ferruginosa con negrura de tizón, de nombre El Cocho (cerdo), que no es sino una prolongación de las minas da Silvarosa, activas entre 1899 y 1966. Su cargadero de mineral rehabilitado lo visitaremos después anunciado en la carretera a Viveiro como área etnográfica de A Insua. Este fue uno de los puertos gallegos de salida de wolframio para alimentar la industria armamentística alemana.





Luego se manifiesta la cara oculta del Fuciño. Surge la isla Gaveira, por donde las olas babean su espuma ruidosamente. Mirándola no podemos sustraernos a la influencia de la playa de Area, al otro lado de la ría. Situarnos junto a la baliza de estribor que marca la bocana de la ría viveirense permite disfrutar de un vasto panorama que abarca desde la isla Coelleira hasta el monte Faro, la playa Esteiro de Xove y el faro de Roncadoiro, más el puerto merlucero de Celeiro. De noche, la baliza lanza un destello cada cinco segundos. Una vez desandados los 2,5 kilómetros del sendero, llega el descanso del caminante.



"Aquí sentí la necesidad de cazar el lugar con mi cámara por miedo a que lo que veía se perdiera"

2 comentarios:

Ginebra dijo...

Bosque, camino zigzagueante, mar, amigos... ¿se puede pedir más?. Pues creo que no.
Bonita ruta, Sara.
Besos

CARLOS dijo...

Uno tiene la sensación al llegar de que algo se pierde al ver como esas pasarelas de madera flanquean una ruta complicada para los que de verdad se acercaban allí hace años, ahora todo es más cómodo, más accesible, pero así ha de ser, un lugar como tu bien dices en esta última frase que ojalá no pierda su verdadero encanto, enormes los abrazos amiga.