Día 18 de noviembre, nos dirigimos a la cima del Brañacaballo, desde Millaró, es una emblemática de La Cordillera Cantábrica,
de nuestra preciosa cordillera.
Hace un día primaveral, hemos pasado hasta calor, a este clima le estamos volviendo loco, ni llueve, ni nieva, en la cima, apenas una lengua de nieve ...cómo sigamos así, la sequía nos pasará mucha factura.
Antes de alcanzar los 2.181 metros que tiene esta preciosa cima, con sus 900 metros de desnivel, tendremos que recorrer, poquito a poco, los 13 km que nos separan de la cumbre...y en este camino recorrido, descubriremos verdaderas preciosidades que la naturaleza siempre nos regala.
Primer detalle, este puente árboreo, de barandilla de palos,
¡¡qué cocada de puente!!.
Y también, este precioso árbol, que se resiste a perder sus hojas
Vamos cogiendo altura, nos sobra toda la ropa, el calor con este solecito, nos acompaña toda la jornada...ya asoma el Parque de Ubiñas por detrás de esta mole de Millaró...y el ganado pasta tranquilo en ese valle, y debajo, allá en el fondo del valle ,Millaró, ese pueblecito precioso de montaña.
¡¡qué vistas!!
Y aquí con el zoom a tope, parece que podemos tocar esos Fontanes y esas Ubiñas...y esto desde aquí...qué desde la cima, las vistas que tiene esta cumbre son un auténtico privilegio.
Merecen mención especial estos mastines leoneses, al inicio de la ruta estaban dormitando plácidamente y a la vuelta...cuidando al ganado, pero en todo momento fueron amigables y pacíficos.
Se ve, que somos gente de fiar.
Aquí las Tres Marías y La Barragana...no sabemos donde mirar...se ve todoooooooooo
Y aquí Los Picos de Europa, Montaña Palentina y Torre Santa.
Felicidad plena en la cima del Brañacaballo, buafff
¡¡qué bonita es!!
Hoy nos acompañó morita...una perra preciosa que nos cuidó, y nos regaló escenas preciosas...bebió nieve fresquita, y comió con nosotros.
Otra cima juntos, otra cima con amigos...estos momentos son de lo buenos que nos regala la vida...se lo agradecemos a la vida y mucho...¡chin chin por nosotros, chin chin por la amistad!.
Este orujo de chocolate, fresas y no se qué más...cómo estaba, y la energía que nos aportó para la bajada...hasta morita lo probó jijijiji, cómo chupaba en la nieve las sobras.
Y foto de grupo en cima...otra más para nuestra mochila, y sobre todo, para nuestras botas.
Alguna se quedó atollada en la nieve, y es que en algún nevero, había profundidad jijijijiji.
Llegamos a Millaró de vuelta, ha sido una jornada extraordinaria de monte y amistad.
"Es tiempo de recolocar el ánimo mirando al sol, al horizonte, a la calma que ofrece el bajar los brazos y dejarse llevar" (Ló)