En agosto después de las vacaciones pudimos volver a Llanes, en dos ocasiones, una a sanarnos el alma, porque cada vez que Illán se tiene que ir algo dentro de nosotros se rompe en mil añicos, todas las veces se lleva muy mal, pero hay semanas que se hace insoportable, y allí estamos nosotros para sostener a quien más queremos, a una madre amorosa y que no se merece para nada lo que está sufriendo, pero la vida es así y en la vida hay de todo y para todos...sanarla no podemos sanarla, pero sí acompañarla e intentar que su sufrimiento sea en un lugar que siempre nos arropa y protege.
Disfrutamos de preciosas puestas de sol, brindamos porque toda vaya bien, y así día a día se pasaba el tiempo para que mami volviese con su hijo amado.
Playa, salpas, las mañanas se levantaban nubladas y las tardes de playa pura, típico de esta tierra.
En ese sanar, en ese autocuidado incluimos comer muy rico y en Llanes siempre comemos muy rico, la segunda noche en el hotel nos dieron de cenar unas cosas deliciosas que sabían aún más si cabe por el entorno donde estábamos cenando, en la playa...
Y otra noche a comer lo que tanto nos gusta marisquitos varios. Y seguían pasando los días lo más entretenidos que pudimos para que pasaran rápido y bien, para que llegase el día en que mami volviese a reunirse con su cachorrín...y llegó.
Y volvimos con él, dos días y medio porque mi tesoro pequeñín está enamorado de Llanes, es su sitio y aquí venimos juntos cada vez que hemos podido y ojalá sigamos pudiendo juntos por muuuuucho tiempo . Mi amor por esta tierra se la he inculcado perfectamente a mi hija y a mi nieto...
Y esta tierra nos ama.
"No imaginamos lo fuertes que llegamos a ser hasta que ser fuertes es la única alternativa que tenemos"
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