Recién comenzado Julio nos vamos a pasar el día a la playa fluvial de Cimanes del Téjar, disfrutamos mucho, el agua está magnífica que se agradece con el calorcito y el sol que tenemos.
Lo que tiene que hacer en verano. Ahora ya casi a mitad de agosto, cuando estoy subiendo esta entrada a mi blog, decir que así fue todo el verano prácticamente, dos olas de calor tremendas, esta última está siendo agotadora, y mi provincia León ardiendo por los cuatro costados, y yo amante profunda de la naturaleza con el alma rota, cuantos bosques destruidos con todo lo que eso implica, toda nuestra rica biodiversidad ecológica y faunística quemada.
Todos los pueblos huelen a fuego y caen cenizas sin parar.
Aquel atardecer fue mágico y los rayos del sol jugando con mi nietín amado y él jugando con el sol.
Es un lugar que nos gusta mucho.
Aquella mariquita y yo, no se iba de mi cabeza.
El fin de semana del 4,5 y 6 de julio volvimos a Llanes, a pasar el fin de semana.
Fin de semana que jamás olvidaré, fin de semana de introspección total. A veces suceden cosas que no esperas jamás y las tienes que torear como mejor puedes o decidir no torearlas más.
Paseos por los acantilados de Toró, columpiarme como una niña, helados ricos de arcoíris y nubes, playa, mucha playa y un viaje vertiginoso hacia mi interior, mis anhelos, mis deseos, mis miedos, tantos recuerdos.
Llanes, magnolios, hortensias, mi abuela, mi nieto, mi hija...siete añitos tenía yo cuando esta tierra se me clavó en el alma para sanarme, siete añitos hará mi nieto y ya ama a Llanes, dos añitos tenía mi hija y ahí ya comenzó a amarlo... unid@s profundamente a esta tierra.
Y nuestro chiquitín se hizo unos amigos y menuda tarde entretenida que tuvimos de playa todas las familias...pescaron un pez escorpión (su picadura duele muchísimo) y viajó en el caldero de Illán por toda la playa para enseñárselo a todo el mundo :):):).
No asustarse porque no picó a nadie.
Quiénes hemos probado en alguna ocasión de su veneno sabemos lo doloroso que es, mucho cuidado con ellos, están en su hábitat y nosotros debemos proteger nuestros pies.
Llanes al amanecer cuando yo comenzaba mis paseos hacia los acantilados y casi no me encontraba con nadie.
Carcajadas con las conversaciones y con las ideas de este chiquitín.
Todo bajo una calma aparente que no es tal, con el miedo agarrado a su corazón. La decepción, la sorpresa y la rabia a partes iguales pegadas a la piel. ( Por qué los girasoles miran hacia el sol)
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